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¿Cómo se ha representado el verano en la historia del arte?

El verano es una época del año que inspira a muchos artistas pictóricos, tanto por la luz como por el color que caracterizan a esta estación. En este artículo, vamos a repasar algunas de las obras más emblemáticas que reflejan el verano en el mundo del arte pictórico, desde el impresionismo hasta el arte contemporáneo.

Una de las primeras pinturas que nos viene a la mente cuando pensamos en el verano es "Almuerzo sobre la hierba" de Édouard Manet, realizada en 1863. Esta obra, que causó escándalo en su época por mostrar a una mujer desnuda junto a dos hombres vestidos, representa una escena campestre típica del verano, con un paisaje verde y luminoso. Manet se inspiró en una obra renacentista de Giorgione, pero le dio un toque moderno y realista, rompiendo con las convenciones académicas.

Almuerzo sobre la hierba, Manet

Otro artista que supo captar la esencia del verano fue Claude Monet, el maestro del impresionismo. Monet pintó numerosas escenas al aire libre, buscando plasmar los efectos de la luz y el color sobre el agua, las flores, los árboles y las personas. Algunos ejemplos son "Mujeres en el jardín" (1866), "Impresión, sol naciente" (1872), "Los nenúfares" (1897-1926) o "El puente japonés" (1899). Monet creó su propio jardín en Giverny, donde pasó los últimos años de su vida y donde realizó muchas de sus obras maestras.

El Puente Japonés, Monet

El verano también fue una fuente de inspiración para los artistas del siglo XX, que exploraron nuevas formas de expresión y experimentaron con el color y la forma. Por ejemplo, Pablo Picasso pintó "La siesta" (1932), una obra que muestra a su amante Marie-Thérèse Walter durmiendo en una hamaca bajo un sol radiante. Picasso utilizó colores vivos y contrastados, y simplificó las formas para crear un efecto dinámico y sensual. Otro ejemplo es "La persistencia de la memoria" (1931) de Salvador Dalí, una obra surrealista que representa un paisaje desértico con relojes blandos que se derriten bajo el calor del verano. Dalí quiso expresar la relatividad del tiempo y la memoria, y se inspiró en un queso camembert que se había derretido en su mesa.

La siesta, Picasso

Como vemos, el verano ha sido un tema recurrente en el mundo del arte pictórico, y ha dado lugar a obras de gran belleza y originalidad. El verano nos invita a disfrutar de la naturaleza, de la luz y del color, y también a reflexionar sobre nuestra relación con el tiempo y la realidad. El verano es una estación que estimula nuestra imaginación y nuestra sensibilidad artística.

El Museo de Orsay, donde se encuentran algunos de los museos de este artículo, es uno de los más bellos y originales de París. Ocupa una antigua estación ferroviaria y alberga una magnífica colección de arte del siglo XIX, con especial atención al impresionismo y al postimpresionismo. Entre sus obras más famosas, se encuentran El Almuerzo sobre la Hierba y El Olympia de Manet, La Noche Estrellada y Los Girasoles de Van Gogh, El Baile en el Moulin de la Galette y El Columpio de Renoir o El Origen del Mundo y El Sueño de Courbet.

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