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Cézanne: de perfeccionista patólogico a padre del post-impresionismo

Cézanne nació en 1839 en Aix-en-Provence, y se trasladó a París en 1861 para estudiar arte. Allí conoció a Camille Pissarro, con quien desarrolló una estrecha amistad y colaboración artística. Juntos exploraron las posibilidades del color, la luz y la forma, y crearon obras que rompieron con las convenciones académicas y anticiparon el nacimiento del cubismo.

Paul Cézanne fue un perfeccionista en lo que respecta a su arte. El pintor impresionista francés se estresaba tanto con su trabajo que a menudo se le conocía por rasgar lienzos y destruirlos. Al pintar al aire libre, algunas de estas pinturas terminaban siendo arrojadas a los arbustos por el artista frustrado. Una vez lo vieron tratando de recuperar una pintura de un gran árbol después de haberse calmado.

El museo de Orsay, que es junto al Museo del Louvre, uno de los más famosos y visitados de París, y alberga una impresionante colección de obras impresionistas y postimpresionistas. Entre ellas, se destacan las pinturas de Paul Cézanne, uno de los artistas más influyentes e innovadores de su época.

En el museo de Orsay se pueden admirar algunas de las mejores obras de Cézanne, que abarcan diferentes géneros y etapas de su carrera. Entre ellas, destacan *Los jugadores de carta*s (entre 1890 y 1895): una serie de cinco cuadros que representan escenas cotidianas de campesinos jugando a las cartas en una taberna. Cézanne simplificó las formas y los colores, y creó una composición equilibrada y armoniosa.

Cézanne es considerado como el padre del post-impresionismo, un movimiento artístico que buscaba ir más allá de la representación naturalista de la luz y el color para explorar la expresión personal y la forma. Su obra influyó en artistas como Picasso, Matisse y Braque, que admiraban su uso de la geometría y la perspectiva.

Sin embargo, Cézanne no siempre fue reconocido por su talento y originalidad. Durante gran parte de su vida, sufrió el rechazo de la crítica y el público, lo que aumentó su inseguridad y su perfeccionismo patológico. A pesar de tener amigos como Monet y Renoir, se sentía incomprendido y aislado. Su carácter irascible y exigente también le causó problemas con su familia y su amante.

Otra obra que muestra la obsesión por la perfección del pintor fue Manzanas y naranjas (1899): una naturaleza muerta que muestra una mesa con frutas, platos y una jarra. Cézanne jugó con la perspectiva y la geometría, y creó un efecto de profundidad y volumen con el contraste de tonos cálidos y fríos.

Cézanne dedicó su vida a su arte, pero nunca quedó satisfecho con sus resultados. Su búsqueda incansable de la perfección lo llevó a crear obras maestras, pero también a sufrir una gran angustia. Su legado es el de un genio incomparable, pero también el de un hombre atormentado por sus propios demonios.

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